Poema De que nada se sabe


                                                                                             de Jorge Luis Borges









La luna ignora que es tranquila y clara

y ni siquiera sabe que es la luna;

la arena, que es la arena.

No habrá una cosa que sepa que su forma es rara.

Las piezas de marfil son tan ajenas al abstracto ajedrez como la mano que las rige.

Quizá el destino humano de breves dichas y de largas penas es instrumento de otro.

Lo ignoramos;

darle nombre de Dios no nos ayuda.

Vanos también son el temor, la duda

y la trunca plegaria que iniciamos.

¿Qué arco habrá arrojado esta saeta que soy?

¿Qué cumbre puede ser la meta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Podés dejarme tu comentario, podés no tenerlo en cuenta