Lily

Ana y su hija Lili caminaban por el cementerio como todos los años, el mismo día.
Todo reverdecido el lugar estaba hermoso. Lily saltaba junto a su madre y le pedía ayuda
para treparse a los árboles más grandes. Jugaban a las palmas y cantaban canciones.
Ana le dio uvas y un sandwich, luego de extender sobre una tumba el mantel de margaritas.
Ana se durmió un rato en el regazo de Lily.
Al despertar ya anochecía, recogío las cosas y se marchó a casa.
En el mármol decía Lily.

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